Antes de
antes yo sentía que mi mamá y mi papá eran los mejores del mundo. Creo que casi
todos los chicos sienten eso. Digo casi todos porque por ejemplo mi amiga Mili no conoció a su papá y ella dice
que no lo quiere (cosa que es rara porque no lo conoce…) y a mi amigo Ignacio su mamá lo reta muchísimo y le dice cosas
medio feas, así que le gustaría que su
mamá fuera más buena con él y con sus hermanos. Bueno, menos para Mili y para
Ignacio, para todos mis amigos, para mi hermanita, para mis primos y para mí
los papás de cada uno eran los mejores del mundo.
Y no porque
yo los viera perfectos, siempre supe que tenían muchos defectos, pero me
parecían maravillosos igual.
Pasó que un
día, cuando yo tenía seis años y Camila,
mi hermanita solo dos años, mi papa y mi mamá nos dijeron que se iban a
separar. Cami no entendía mucho, pero yo si. Y los miré muy muy enojado, también
triste creo. Y les pregunté por qué.
Ellos me
dijeron que se querían y que se respetaban mucho, pero que no podían ni querían
seguir viviendo en la misma casa. Que cuando fuéramos mas grandes lo íbamos a
entender
Y cuando nos
explicaron así, más bronca me dio:
Primero: se
quieren y se respetan, pero no quieren vivir juntos. No entiendo.
Segundo: no
me explican, pero saben que no voy a entender, solo porque soy chico.
Tercero:
todos los papás de mis amigos antes de separarse se llevaban mal, se peleaban.
Algunos hasta lloraban. Cómo puede ser que parece que está todo bien y está
todo mal?
O es que
está todo bien pero no quieren que esté todo bien?
O está todo
mal y no me doy cuenta?
Bueno, todo
eso lo pensé pero no se los dije. Solo pedí que si ahora no entendía que me
explicaran todo cuando fuera más grande.
Creo que quería que todo terminara rápido.
Como si fuera un capítulo de una serie de dibujitos. Así pasábamos al
siguiente.
En ese
momento pensé que soy un papanatas como dice mi abuela. Pero un reverendo
papanatas. Mis papás son un cachivache. Así que así, en un abrir y cerrar de
ojos pasaron de maravillosos a cachivaches.
Nosotros nos
quedamos en casa y papá se fue a la casa de un amigo.
Al principio
era todo muy raro. Todos comenzamos a hacer cosas que antes no hacíamos. Mi
mamá aprendió a manejar. Mi papá me empezó a ayudar con las tareas de la
escuela. Al poquito tiempo Cami dejó los pañales. Yo empecé a juntar la mesa
después de comer..
Recuerdo que
estuve muchos días con dolor de panza. Fui al médico con mi mamá y después fui
al médico con mi papá. Un día mi papá que es psicólogo, me dijo que lo que yo
tenía era angustia.
Y no se que
pasó, pero no tuve más dolor de panza.
De a poco,
aunque yo no entendía demasiado, las cosas se fueron acomodando.
Yo iba a la
casa de papá, que en realidad era la
casa de Nico y la pasaba muy bien y en casa con mamá también.
Cuando ya
tenía siete años una noche mi mamá nos dijo a Cami y a mi que tenía que
contarnos algo importante y que lo quería compartir con nosotros. Daba vueltas
y vueltas y nos preguntaba si sabíamos, si nos imaginábamos de que se trataba.
Iba y venía… hasta que Cami le dijo: “ ya se mamá: tenés novio”. Nos reímos
mucho los tres y yo me di cuenta de que yo no sabía que ya sabía que mi mamá
tenía novio y quien era y como era. Y aunque fue raro para mi, sentí que eso
era bueno para ella y también para nosotros.
Después de
un tiempo, una noche mi papá nos dijo a Cami y a mi que tenía que contarnos
algo importante y que lo quería compartir con nosotros. Daba vueltas y vueltas
y nos preguntaba si sabíamos, si nos imaginábamos de qué se trataba. Iba y
venía… hasta que yo le dije: “ya se papá: tenés novio” nos reimos mucho los tres y yo me di cuenta de que yo no
sanbí que ya sabía que mi papá tenía novio y
quien era y cómo era. Y aunque fue raro para mi, sentí que eso era bueno
para él y también para nosotros.
Y desde
entonces siento que mis papás no son los mejores del mundo, pero sin duda son
los que yo hubiera elegido…